jueves, 3 de diciembre de 2009

EN LA HISTORIA: El poema que cruzó el Atlántico



El más grande poema de Neruda

De regreso en Chile, en 1937, tras haber sido Cónsul en Barcelona y Madrid desde 1934, Pablo Neruda conoce la trágica situación de los refugiados españoles en los campos de concentración franceses. Especialmente sensibilizado, debido a su estrecho vínculo con España y sus grandes amistades de dicha nacionalidad, abandona su escritura y se decide a ir en ayuda de estas familias. Conciente de que la acogida de los inmigrantes en nuestro país puede ser, al mismo tiempo, un gesto de generosa solidaridad y una ganancia en cuanto al aporte que estas personas podían realizar, convence al gobierno de Pedro Aguirre Cerda de auspiciar una ambiciosa empresa.

En 1939 Neruda es enviado a Francia a fin de organizar la emigración a Chile de los refugiados otorgándosele el título diplomático de Cónsul Especial para la Inmigración Española con sede en París. Con una pierna enyesada parte el Cónsul a su oficina en la capital francesa, hasta donde llegan miles de solicitudes de españoles para viajar a Chile, las que junto a su mujer, Delia del Carril, revisan personalmente una a una. Con ayuda del ex Gobierno Republicano español, ahora en el exilio, seleccionan a los potenciales inmigrantes, una labor nada fácil, si se considera la presión de la dictadura española y la dispersión de las familias de refugiados en distintos campos de concentración de Francia. Sin embargo, la tarea se lleva a cabo eficazmente con la creación del Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles.

Para el viaje, se contrata un antiguo carguero francés, que habitualmente hacía el recorrido entre Marsella y las costas africanas con no más de 20 pasajeros. En esta modesta nave, llamada Winnipeg, en cuyas bodegas se acomodan apretadamente las literas, se subirían dos mil quinientas personas para llegar hasta Chile.

Mientras en el puerto francés de Trompeloup - Pauillac, cerca de Burdeos, se aceleran los preparativos para el zarpaje, en París, el famoso Pablo Picasso elogia la iniciativa de Neruda.

Pocas horas antes del embarque se encuentran los esposos, los padres y los hijos disgregados por la tragedia: "Los trenes llegaban de continuo hasta el embarcadero. Las mujeres reconocían a sus maridos por las ventanillas de los vagones. Habían estado separados desde el fin de la guerra civil. Y allí se veían por primera vez frente al barco que los esperaba. Nunca me tocó presenciar abrazos, sollozos, besos, apretones, carcajadas, de dramatismo tan delirantes.", escribe el poeta.

Un mes más tarde, tras una acontecida navegación, el viejo barco, el más grande poema de Neruda, entraba en la bahía de Valparaíso cargado de sueños y esperanzas.


Fueron cerca de dos mil quinientos los inmigrantes españoles, hombres, mujeres y niños, que llegaron al puerto de Valparaíso un día 3 de septiembre de 1939, en el carguero Winnipeg, traídos por el gobierno del Frente Popular gracias a la iniciativa de Pablo Neruda. Eran republicanos, derrotados en la guerra civil, que debieron huir a refugiarse en Francia con la llegada de Franco al poder. Pintores, escritores y comerciantes que encontraron en nuestro país un futuro para ellos y sus hijos, insertándose en nuestra sociedad y realizando una labor cuyos frutos cosechamos en la obra de personalidades tan destacadas como el historiador Leopoldo Castedo y los artistas Roser Bru y José Balmes, por nombrar sólo a algunos.



Los 65 años del arribo del Winnipeg al Muelle Prat se celebran en ese lugar este viernes con un masivo acto al aire libre. La Asociación de Pintores y Escultores de Chile, en conjunto con el Gobierno Regional de Valparaíso y el Ministerio de Cultura, organizan la actividad impulsada por Balmes, quien tenía sólo 12 años cuando vivió esta larga y azarosa travesía. "Queremos dejar una huella- señala el pintor- que el público participe. Hemos invitado a mucha gente y esperamos contar también con un mensaje del Presidente Lagos". El acto, abierto a todo el público, contempla la confección de un lienzo del que se desprenderán 2.500 imágenes que serán repartidas al público y que representan, en forma plástica y poética, a los pasajeros del carguero que un 4 de agosto, hace 65 años, zarpó desde el puerto francés de Trompeloup-Pauillac con destino a nuestras costas. "Es un recuerdo muy bonito-dice el artista- como para enmarcarlo y conservarlo".