lunes, 30 de marzo de 2009

SEGUNDO TALLER BASICO DE ASOCIACIONISMO EN SEVILLA




En Desarrollo de las Actividades del programa de Apoyo a las Asociaciones de Inmigrantes y Refugiados y el Fortalecimiento del Trabajo en Red, de CEAR, subvencionado por el Ministerio de Trabajo e Inmigración, cofinanciado por el Fondo Social Europeo, después de un exitoso trabajo de difusión programación y logística, realizado por, Ana Gómez, responsable del Programa de Sensibilización y Comunicación de CEAR en Andalucía y Estibaliz Roiz, responsable del programa de Mediación Intercultural en Sevilla, el día 28 de marzo de 2009, se realizó en Sevilla, bajo la dinamización del Profesor Antonio Moreno, miembro del Centro de Recursos para asociaciones de Cádiz y la Bahía, (CRAC), el II Taller básico de Asociacionismo dirigido a personas inmigrantes interesadas en constituir una asociación o que ya estén haciendo parte de alguna organización de reciente creación.

Participaron 27 personas representado a 18 organizaciones y 3 procesos iniciales de organización, que en diferentes dinámicas desarrollaron el análisis de la gestión de sus propias organizaciones, profundizando en temas como el mapa de relaciones en la gestión de organizaciones sociales, el taburete de la participación y el termómetro de la participación. (Materiales adjunto)

Al final los participantes aplaudieron la organización del evento, reconocieron de muy buena la metodología desarrollada por el profesor, de muy útiles los contenidos del taller y solicitaron a CEAR continuar dando este tipo de formación para hacer organizaciones sólidas con integrantes comprometidos en el desarrollo de los movimientos sociales, con énfasis en las personas inmigrantes y refugiados en España.











Las Personas que forman parte de la Asociación.

En las pequeñas y medianas asociaciones el número de miembros activos, que sostienen cotidianamente la vida de la asociación, es bajo o muy bajo. Habitualmente son entre 4 y 10 personas quienes se ocupan con regularidad de las tareas fundamentales, junto con un número variable de colaboradores puntuales, que se implican en actividades concretas, y un número variable de “socios de cuota” (que aportan recursos, aunque no necesariamente su participación activa en las tareas organizativas) que puede alcanzar cifras muy respetables.

El trabajo voluntario es la base fundamental de la mayoría de las asociaciones, aunque cada día es más visible, incluso en muchas pequeñas asociaciones e independientemente de los territorios, la incorporación creciente de personas técnicas, gestoras o administrativas contratadas, a tiempo parcial o completo, para desarrollar determinadas tareas organizativas o actividades que requieren una cualificación específica. Este fenómeno introduce una problemática nueva en el sector asociativo: las relaciones entre voluntariado y “profesionales”, que están en pleno debate.

El rasgo se acentúa en asociaciones prestadoras de determinados servicios, por ejemplo, a colectivos con necesidades especiales, en las que la participación de personas técnicas especialistas profesionalizadas es requisito imprescindible para alcanzar sus objetivos.

El dilema (o así se percibe) que se plantea en un número cada vez mayor de asociaciones es “cómo llevar a cabo tareas y proyectos cada vez más complejos sin depender de las limitaciones del trabajo voluntario, y cómo incorporar a las personas técnicas necesarias y adecuadas, sin descuidar la participación voluntaria de personas asociadas y destinatarias”.

En cuanto al perfil de las personas que forman parte de la asociación, hay que señalar –en términos generales- una baja presencia proporcional de jóvenes (salvo en su sector asociativo más específico), que apunta a la necesidad constantemente demandada de un “relevo generacional” en muchas asociaciones. Las personas más activs suelen tener una larga trayectoria asociativa y son abundantes los signos de cansancio personal.

Otro dato significativo es la presencia creciente de mujeres en puestos de decisión dentro de las asociaciones, en campos y tareas que no hace mucho parecían reservadas a los varones.
Las estructuras de decisión, en la mayoría de las asociaciones, son parecidas –aunque adopten nombres y fórmulas diferentes- apoyándose en un núcleo reducido (junta directiva, equipo directivo, patronato, equipo coordinador, “asambleilla”..) que lleva el peso de la organización.

Los presidentes y dirigentes suelen tener una fuerte influencia personal, concentrando muchas de las decisiones y tareas (y asumiendo, en numerosas ocasiones, un papel “carismático”).

Las estructuras organizativas suelen ser bastante sencillas, casi “familiares” en muchos casos, dado el número reducido de personas implicadas en la organización, aunque los organigramas formales puedan resultar mucho más complejos, asumiendo una misma persona diversas funciones o tareas concretas. A menudo, la realidad organizativa no se corresponde con las estructuras formales declaradas.

En la inmensa mayoría de los casos se celebran reuniones generales o asambleas periódicas (cada semestre o cada año) en las cuales se informa y recaba la opinión y el respaldo de todas las personas socias y miembros de la asociación.


¿Qué tipos de miembros existen en nuestra asociación?

¿Todas las personas que participan –de un u otra forma- en nuestro proyecto asociativo, están vinculadas de la misma forma a la asociación?

Las destinatarias , su entorno.
Nuestros miembros deben surgir, fundamentalmente, de aquellas personas a las que dirigimos nuestra acción, de las personas afectadas por una necesidad, una situación, un problema determinado.

Las personas socias
Son todas las personas que aportan algo a la asociación de manera formal y constan en una lista: cuotas, tiempo, dedicación, difusión, etc. Son la base de la asociación, de entre ellas saldrán, en la mayoría de los casos, las restantes tipos de miembros.

Los miembros activos
Son aquellas socias que tienen un mayor grado de implicación, que participan de manera continuada en la gestión asociativa.

Las personas dirigentes
No confundir con la Junta Directiva (aunque a veces coincidan). Son ese núcleo todavía más reducido de miembros activos que lideran el proyecto asociativo, dinamizan la participación, toman las últimas decisiones.

Las personas voluntarias
Son aquellas personas que prestan su trabajo gratuitamente a la asociación en el desarrollo de diferentes tareas.

Las personas Técnicas remuneradas
Son aquellas personas que trabajan de manera continuada para la asociación, a tiempo parcial o completo, y reciben una remuneración por ello. Suelen desarrollar tareas técnicas y de gestión en las asociaciones. Pueden ser o no socios.

Las colaboradoras
Su aportación, remunerada o no, es puntual, en determinadas ocasiones o circunstancias, en el desarrollo de ciertas actividades y servicios, en la gestión o administración de la asociación, en su fortalecimiento interno o en la difusión y comunicación con otros.

Las simpatizantes
Es un grupo de personas, cuanto más grande mejor, que conoce la asociación, sus actividades, simpatiza con ellas, está dispuesta a colaborar de alguna manera, a asistir, a difundir, a extender.... De entre ellas salen las socias y colaboradoras.